miércoles, 20 de agosto de 2008

Un texto para un silencio

Mientras me muevo silenciosamente entre las penumbras de mi habitación, se escuchan pasar palabras surrantes, totalmente acongojadas por la soledad. Me detengo pensando en las finas líneas de los papeles que he perdido sin memoria alguna. Me detengo, pienso, añoro. De pronto un pequeño rayo de luz entra amenzante. Se abre paso entre libros, papeles dispersos, ideas rotas en el suelo. Me cubro los ojos esperando no ser capturada por la luz misteriosa y maliciosa que desea poseer cada centímetro de mi. Encontes el zumbido del viento se une a la batalla. Entra velozmente, sin miedo, sin si quiera cierto recato o respeto por los seres ocultos. Zumba una y otra vez, silba y se manifiesta. Vuelvo a voltear. Los segundos se paralizan junto con mi corazón. Estoy perdiendo la batalla me digo a mi misma. Los recuerdos, las nostalgias, los llandos, los silencios, todo ha sido ya apresado por la luz amnezante y por el zumbido inesperado. Abro los ojos, una vez más es hora de levantarse. A seguir luchando gritan a coro los guardines de mi existencia. Me levanto, camino hacia la puerta. Una vez más, un día más por el cual caminar.

Diosa Maldita.

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