miércoles, 24 de septiembre de 2008

Casi perdida

Como en arenas movedizas
se mueve mi vida
como si el firmamento no existiera
como si todo fuera desapareciendo.

Con sonrisas de cartón,
con flores por marchitar,
como si la primavera no llegara más,
como si el universo se fuera a acabar.

Diosa Maldita.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Lloro, rio y vuelvo a llorar

Lloro,
porque los azulejos de nuestro espejo ya no estan más.

Rio,
porque solo eso puedo cuando pienso en ti.

Vuelvo a llorar,
porque desde que te fuiste no se quien soy.


Diosa Maldita.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Me siento como drogada cuando pienso en tus besos,
cuando te miro y me enredo en el labertinto de tus ojos.
Me siento como volando cuando tus brazos me rodean por completo,
cuando solamente me miras, sonries y nos hundimos en el silencio.

Diosa Maldita.

martes, 9 de septiembre de 2008

Hoy tengo ganas...

Hoy tengo ganas de salir a caminar
en la enredada selva de silencios
agazapados bajo el cielo nocturno de Lima.

Hoy tengo ganas de sonrerir, de saltar, de volar.

Hoy tengo ganas de no ser yo.

Diosa Maldita.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Aviso a la comunidad

Hoy, un día como cualquiera. Me desperté (para variar tarde), me bañé, me cambié, llamé a un amigo de la universidad para decirle que llegaría tarde (repito: una vez más) a clases. Salí, prendí mi MP3 y el respectivo cigarro que suelo consumir desde mi casa hasta el paradero. Subí al micro, pagué el pasaje y bajé (como lo dicta mi rutina) en Angamos con Arequipa. Subí al segundo micro. Eran aproximadamente las 7.40 de la mañana (la clase había comenzado hace ya unos 30 minutos). Subí y un chico, sentado en la parte trasera de la combi se arrimó para que pudiera sentarme. Tenía pantalón azul, casaca azul con un logo de subaru creo (me fijé cuando se bajó del micro), cabello marron, ojos bonitos y una sonrisa de esas que te dejan pasmada. Llegamos a República de Panamá y él, y la chica sentada a mi lado derecho, se dispusieron a bajar. La chica se paró, yo me arrimé para que este chico de la sonrisa impactante pudiera bajar. Me miró, dijo algunas palabras y sonrió. Yo sonreí de regreso. No escuché lo que dijo porque tenía puestos los audifonos del MP3 (¡MALDITOS AUDIFONOS!). El micro paró, la chica bajó y él, antes de bajarse, volteó y me dirigió una mirada de aquellas que te enamoras y una sonrisa. Yo sonreí de vuelta. Eran más o menos las 7.55 de la mañana, la avenida Angamos estaba medio complicada y yo dejé de pensar en la hora, y pensé "¿Por qué no le respondiste? ¿Qué habrá dicho? ¿Estaba lindo no?". Así transcurrió el camino a la universidad. Llegué, me bajé. La historia terminó. Cuento esto porque quiero hacer presente: Chico de la sonrisa impactante, si te vuelvo a ver juro que me quitaré los audifonos por si quieres hablar conmigo!.
Diosa Maldita.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Detenida

El tiempo detenido en cada uno de mis pasos me recuerda la nostalgia que aún guardo. El cielo se oscurece, las calles aún tienen movimiento, los caroos, la gente y yo, parada, inmóvil. Observo como el mundo se mueve a mil y yo tan solo a cien. Me encojo, desaparezco como un efímero recuerdo de invierno. Me convierto, una vez más, en nadie. Todo sigue, todo avanza. Yo me quedo.
Diosa Maldita.

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